domingo, 28 de diciembre de 2014

Improvisación

2014 ha sido un año de orden. Aprendí a dormir lo suficiente, a comer bien y conseguí dotar de un mínimo de estructura a mis pensamientos. Ganó el cosmos y perdió el caos, un éxito global y una pérdida local. Entropía en retroceso a pesar de lo que digan la termodinámica y la inercia biográfica. 

365 días de dudas solventadas, de miedos enfrentados, de lesiones superadas… Y sin embargo, hoy no puedo evitar sentir que algo se perdió por el camino. La ordenada concentración mental trae consigo la anulación de esa otra parte, loca y dolorosamente incontrolable que antes llenaba casi todo mi pensamiento; la incertidumbre de la constante improvisación que puede convertir en mágico o terrible cada instante. ¿Es posible echar de menos algo que duele?

Los niños celíacos pueden ser irascibles, cabezotas e hiperactivos. Es habitual que cuando cambian su dieta y comienzan a comer sin gluten su carácter mejore. ¿Qué ocurre cuando el niño crece comiendo gluten? ¿Cómo afecta eso a las estructuras mentales? Hay una afectación, de eso no hay duda; tenemos imágenes de resonancias magnéticas que demuestran afectaciones neurológicas por el consumo de gluten. ¿Pero cómo se traduce eso en la vida de la gente normal? Es raro pasar la vida pensando que eres de una manera determinada, que tu mente funciona así, que tienes dificultades para unas cosas y facilidad para otras…, y descubrir un buen día que algunas de las cosas que creías sobre ti quizás no eran más que el reflejo pálido de tu propio yo modificado por la manera en que el gluten (y probablemente otras sustancias) han interactuado a lo largo de los años con las moléculas y células de tu cuerpo y tu cerebro.